18 de julio de 2011

Dos y media de la mañana

Penoso es que sean las dos y media de la mañana y lo único que puedas hacer sea volcar tu malestar en una libreta. Volver a casa conduciendo y llorando aumenta tus posibilidades de sufrir un accidente. Pero a veces pasa que no puede suceder de otra manera. A veces también pasa que necesitas siete días para darte cuenta de lo sola que estás sin el, sin ellos, sin ella y sin ellas. Cuando pasa eso, de repente de encuentras a las dos y media de la mañana escribiendo en una libreta, y sola. Con el miedo que me da dormir sola en esta casa tan grande. A veces necesitas siete días para darte cuenta de lo muchos que odias ese cojín que abrazas cada noche para poder coger el sueño. Ni si quiera recuerdo cuando fue la ultima vez que ocupaste su lugar. Ni si quiera lo recuerdo. ¿Como puede ser eso posible? Me arrepiento de muchas cosas. Me arrepiento del ultimo beso que te dí. Me arrepiento de no haberte dado el ultimo beso de despedida. Me arrepiento de ese abrazo forzado. Me arrepiento de ser como soy contigo. Me arrepiento de no quererte como te mereces. Solo espero que estés allí, pensando en mi, en vez de estar arrepintiéndote de quererme como me quieres. Por que es imposible quererme más. A mi, con lo que ello implica. A mi, a la que escribe compulsivamente a las dos y media de la mañana, con pelos de loca. Donde estarás y que estarás haciendo. Que harás durante el día, que pensarás, cuánto me echaras de menos. Hace cuatro días que no escucho tu voz. Ya es hora de dormir y de soñar, o de soñar que duermo, o de soñar contigo.