19 de agosto de 2011

M.3.3

Con una sonrisa estúpida (como ella ultimamente) dijo:
- Podría intentarlo.
Cogió su mano, y con un bolígrafo que sacó de uno de sus bolsillos, le escribió su número de teléfono en la palma.
- Llámame cuando tengas un rato, tomamos un café y hablamos de las clases.
- Genial!!
¿Genial? ¿En serio?
- Muchas gracias, de verdad.
Y la estrechó la mano.