19 de septiembre de 2010

Ciao

Ni si quiera te has ido aún y ya te noto a 1.800 kilómetros. Mañana no duermes en España. Y es que ni si quiera me había dado cuenta, ni lo había pensado. Pero llevo dos días disponiéndome de ti, y podría estar 100 años que me seguiría resultando igual de dificil. Necesito vomitar lo que tengo aquí dentro. Es difícil y complicado. Porque te mereces ir allí, has trabajado duro y yo quiero que vayas y disfrutes. Pero el sentimiento egoísta puede más conmigo. No quiero que me dejes aquí. Millones de cosas quedarán este curso sin hacerse porque solo las hacia contigo. Preparar actividades absurdas para los enanos. Costrear en el sofá tapadas con mantas de invierno. Dar vueltas por el lago. Estudiar en la salita. Viajes en coches. Parrafadas por teléfono. No habrá nada. Tendremos otra cosas... pero para mi serán insuficientes.
Y discutimos y me enfado contigo. Y tenemos nuestras historias. Intento cabrearme contigo y aveces me indigno. Pero es el 2%. El resto del tiempo eres imprescindible. Dios que mierda... es como si un trozo de mi se fuera al extranjero. Eres como mi hermana pequeña. Acabas mis frases y adivinas lo que pienso.
No te imaginas lo que te voy a echar de menos. Es demasiado tiempo sin ti.

La gente se va. Se busca la vida. Sigue adelante. Se cambia de lugar. Yo me quedo aquí, sintiéndome un poquito más sola. Un poquito más insegura. Un poquito más abandonada.

Y es una mierda sentirse así... porque me alegro casi tanto como odio que os marchéis. Me alegro de que avancéis... porque al fin y al cabo... os quiero. Y a ti, a la que más.