22 de diciembre de 2010

4 años

Hoy hacemos 4 años y yo estoy como una piltrafa. Lo de ayer por la tarde ha ido a más y tengo cita con el médico en una hora. Habéis de saber que yo solo voy al médico si el dolor es extremo e insoportable. No me gusta hacerle perder el tiempo por unos mocos líquidos. Ni tampoco ocupar 10 minutos que podrían ser aprovechados por un abuelo pesado.
Encima llueve. Me duele la espalda. Me duele la garganta. Me duele la cabeza. Tengo mocos y estoy torpe con las manos. Vaya mierda de día. Así no voy a poder poner el árbol. Este no es el espíritu navideño que esa actividad requiere.
Que alguien compre pastillas para el dolor ajeno. O que se compadezca de mí. O no sé... que me cambie su estado de salud.
Por si fuera poco en estas situaciones, en las que estoy a merced de los viruses de mi cuerpo, tengo los ojos llorosos y hasta los niños de la lotería me hacen llorar.
Tengo que ponerme buena. Mañana nos vamos a comer todas y a cenar contigo. El viernes es noche buena y tengo que poder beber Champan antes de la cena, y aguantar aunque sea hasta las 3 de la mañana.
¿Se acaba el cole y me pongo enferma? ¿Pero qué invento es este?
Me voy a llorar un poco, y a la ducha, que no quiero que mi médico me vea con estos pelos de loca. Encima el aparato de escuchar mis entrañas estará frío y me darán escalofríos.
Espero volver actualizar antes de que acabe este 22 de diciembre, que cuatro años es demasiado para no dedicarle unas líneas.
Tequie