27 de diciembre de 2010

Fria Navidad

Se acabaron los viajes, las maletas, las súper comidas familiares. Que bien. No me malinterpretes, me gusta, pero no lo suficiente como para hacerlo una vez al mes. Comer hasta reventar, beber a las 4 de la tarde champán, mezclar nata con flan café y licor. Guarradas que en otras circunstancias no te permitirías, yo desde luego no. Dar besos y abrazos y repetir feliz navidad una y otra y otra vez.
Pero a esto le has de sumar menos muchos grados de temperatura en Burgos. Un poco de nieve y brisas heladoras. Lo bueno de todo eso han sido las risas de las sobremesas y de las premesas. También a sido bonito ver a Daniela y pasar la noche buena con gente nueva.
A Madrid le sumas también un poco de frío, menos que en Burgos, pero al fin y al cabo frío. Pero no me refiero al frío navideño de la calle, no no, me refiero al frío sideral de la casa de la tatuela. Dormir con batamanta ha supuesto un episodio que prefiero olvidar. Ahora cuando la gente se ría de este artículo (megafantástico y tan poco aceptado por la sociedad) yo tendré que agachar la cabecilla como un perrillo y poner pucheros de "yo no he hecho nada". En Madrid hacía frío, el centro estaba a rebosar de gente, y tras 20 tiendas de ropa me volví a casa sin las toreras de lentejuelas. Con frío, mocos y hambre, pero sin toreras.
Pero ya es lunes, estoy en casa, en mi guarida empieza a hacer calor y el viernes es nochevieja.