13 de agosto de 2012

La importancia de las pequeñas cosas y de aquello que todo el mundo llama "suerte" y que a mi me gusta llamar "confianza en uno mismo"

Estoy con ella en la cocina, sentadas en la mesa. Ella está envolviendo una barra de pegamento y yo escribiendo estas líneas. Suena Anni B Sweet porque a ella le gusta. Fuera parece que hace frío y mucho viento.
Veo como se pelea con el papel y el celo, sus deditos se quedan pegados y un mechón de pelo ondulado se le cae en la frente y no deja de incordiarla.
La miro y se que jamás voy a olvidar esta imagen. La miro y me doy cuenta de que me ha robado el corazón. La miro y me doy cuenta de la importancia de las pequeñas cosas.
El sonido de su risa, sus caritas cuando no entiende algo que la digo, su cara de esfuerzo (con lengua fuera incluida) cuando trata de abrir algo, sus andares con los zapatos de princesa, la fuerza con la que me abraza cuando se hace daño con algo, sus largas pestañas, la forma que tiene de pronunciar mi nombre, las carreras que se da desnuda cuando la saco de la bañera.
En esencia... esos detalles que la hacen la niña más especial del planeta. Esa es mi Tilly, y cuando, dentro de una semana, tenga que decirla adiós... seguramente se me rompa el corazón.


Y sobre la importancia de aquello que todo el mundo llama "suerte" y que a mi me gusta llamar "confianza en uno mismo" ya hablaré otro día.