19 de marzo de 2011

5.

El siguiente paso lo tenía que dar él, asique uno de esos días en los que pasaba por delante de la pastelería se decidió a entrar. Abrió la puerta, y al hacerlo, unas campanitas anunciaron su llegada.

Ella giró bruscamente la cabeza en su dirección, molesta, pues el sonido la había hecho perder la concentración. El se fijó en su rostro, vio como su expresión se mudaba lentamente del enfado a la sonrisa más preciosa del universo. Agachó la cabeza.